domingo, 25 de septiembre de 2011

Y FUIMOS A MANCHITA…

En esta ocasión, 28 senderistas de Alange (José e Ignaci, Ana y Josefa, Feli e Isa, Presen y Licinio, Raquel, José Antonio y Laura, Félix y Lali, Mari B. y Eduard, Paco y Encarna, Mari M. y Manolo, Milagros, Vanesa, Beli, Fefa, Pili, Toñi, Lorenzo, Nicolás y José Mª) nos pusimos en marcha para conocer la berrea de los ciervos de Manchita. Hasta ahora nuestra salida más numerosa fuera de Alange.

Fuimos muy bien recibidos por José Mª Velarde, presidente de la Asociación Cultural Lobocastro, por el Sr. Alcalde de Manchita y por un pregonero a la antigua usanza, que con cornetín y todo, nos dio un bando de salida que a muchos hizo recordar viejos tiempos y para otros era la primera vez que lo veíamos.

El primer tramo de la ruta trascurrió de día y fue muy atractivo. Los paisajes de la zona son espectaculares. En ellos las dehesas mezclan la encina y alcornoque con el matorral mediterráneo, como la jara pringosa. Algunos ejemplares de árboles llaman la atención por su volumen y antigüedad y otros por su coloración, como los alcornoques recién descorchados mostrando sus rojizos troncos. Los frondosos pinares al caer la tarde mostraron un verde muy intenso y entre ellos se respiraba un frescor especial. Hasta el propio camino es especial, ya que hay tramos donde la pizarra natural aflora y reviste la superficie como un verdadero empedrado.

Algunos de los peques que nos acompañaban subieron en burro sobre sus papis pero menos mal que un coche escoba se ofreció a recogerlos y ¡¡uff!! que respiro ¿no, papi? Sobre todo al subir las cuestecitas.

Una vez finalizado el primer tramo, nos fuimos reuniendo para disfrutar de nuestras viandas y del avituallamiento que nos ofrecieron desde la organización.
Pero cuál fue nuestra sorpresa…¡¡que dos de nuestras amigas habían hecho parte del camino en coche!! Lógicamente fueron recibidas con sus correspondientes abucheos, pero ellas encantadas pues habían venido acompañadas por un chiquito joven (muy agradable, atento y amable “palabras textuales de las señoras”) que les había contado cositas muy bonitas.

Después del descanso, y sin aún ver ni oír ni un ciervo, se fue haciendo de noche. Encendimos las linternas y nos pusimos en camino, momento en que sí que escuchamos berridos, pero realizados por alguno que todos conocemos, jajaja. Por lo menos nos ambientamos un poco.

Cansados y deseosos de suelo urbano, de vez en cuando apagábamos las luces y contemplábamos el cielo. La Vía Láctea o Camino de Santiago, los Luceros e infinitas estrellas nos anonadaban, pues muchos no habían visto nunca un cielo tan puro y con tanta belleza.
¡¡Ah!! Y que buena idea lo de la mascarilla, nos vino de perillas sobre todo a los alérgicos, gracias por esta previsión.

Poco a poco fuimos llegando al pueblo. La iglesia, especialmente iluminada, nos recibía en la hondonada y un chocolate con churros nos esperaba. Por cierto, si alguna vez tienen la oportunidad de desayunar o cenar en Manchita, no duden en acudir a la Churrería de los Hermanos Solís ¡qué churros!, casi medio kilo de peso por pieza, jajaja.

Tras esta exquisita cena, nos despedidos de nuestros ya amigos de Manchita, dándoles la enhorabuena por su atención y por la organización de este evento.

Ciervos…ciervos…pocos vimos pero muy contentos para Alange nos vinimos.

J.M.B.C.














Fotos de José María Benitez Carroza












Fotos de Fefa Corbacho Barrero

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