Tal y como estaba anunciado, el Club de Senderismo "Pata del Buey" se unió al Club de Lectura de la Biblioteca de Alange (al cual, por cierto, hay que buscarle ya un nombrecito, ¿no, directora?) para disfrutar de una maravillosa mañana de domingo.
El sol lució en todo su expendor y nos hizo pasar fatiguillas hasta subir a lo más alto de nuestro querido cerro, pero mereció la pena.
Las murallas, las troneras, los aljibes, las calzadas, las torres, las puertas moras y cristianas, y demás elementos de la fortaleza revivieron con las explicaciones históricas de D. Juan Diego Carmona Barrero.
Hasta los buitres leonados nos sobrevolaron para recordarnos, junto con las explicaciones ambientales de D. José María Benítez Carroza, que nos encontrábamos en una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).
Y para terminar la visita, D. Asunción Fernández Lobato y D. José Juan Trinidad Álvarez, nos dieron a degustar un sabroso chorizo casero y un buen vino de pitarra.
La visita quedará en el recuerdo de todos los asistentes, con el deseo de que pronto la fortaleza vuelva a ser intervenida por los arqueólogos para poder seguir disfrutando de toda esa historia de Alange que aún reside bajo la tierra.
Texto de José María Benitez Carroza
El sol lució en todo su expendor y nos hizo pasar fatiguillas hasta subir a lo más alto de nuestro querido cerro, pero mereció la pena.
Las murallas, las troneras, los aljibes, las calzadas, las torres, las puertas moras y cristianas, y demás elementos de la fortaleza revivieron con las explicaciones históricas de D. Juan Diego Carmona Barrero.
Hasta los buitres leonados nos sobrevolaron para recordarnos, junto con las explicaciones ambientales de D. José María Benítez Carroza, que nos encontrábamos en una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).
Y para terminar la visita, D. Asunción Fernández Lobato y D. José Juan Trinidad Álvarez, nos dieron a degustar un sabroso chorizo casero y un buen vino de pitarra.
La visita quedará en el recuerdo de todos los asistentes, con el deseo de que pronto la fortaleza vuelva a ser intervenida por los arqueólogos para poder seguir disfrutando de toda esa historia de Alange que aún reside bajo la tierra.
Texto de José María Benitez Carroza
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