A pesar de que la jornada comenzó lluviosa, un buen grupo de intrépidos senderistas procedentes de Mérida, Guareña, Badajoz, Santa Amalia, Villanueva de la Serena y Alange, nos dispusimos a desafiar a las condiciones climatológicas.
Paraguas en mano y chubasqueros sobre los hombros, caminamos hacia el Río Matachel, el cual nos recibió vestido de otoño, con las aguas de las recientes y abundantes lluvias y con los colores ocres y marrones de la caída de la hoja.
El Molino de La Rabia continúa asombrando a cada senderista que se adentra en su interior. Junto a él pudimos descansar y disfrutar de unas buenas manzanas conversando sobre nuevas actividades.
Pasando el Puente caído y el Molino Primero, nos dispusimos a rodear el Cerro del Alajón, tras el cual divisamos de nuevo el pueblo de Alange y su Castillo Moro, éste nos sorprendió con imponentes y misteriosas imágenes bajo la niebla.
Las leyendas del Cancho de la Pata del Buey hicieron sonreír a más de uno. La ruta terminó junto a él, donde los que hicimos el tramo hasta el final pudimos disfrutar de un buen salchichón casero y de unos tragos de vino.
Desde el club de Alange, deseamos que esta experiencia se vuelva a repetir en más de una ocasión
Paraguas en mano y chubasqueros sobre los hombros, caminamos hacia el Río Matachel, el cual nos recibió vestido de otoño, con las aguas de las recientes y abundantes lluvias y con los colores ocres y marrones de la caída de la hoja.
El Molino de La Rabia continúa asombrando a cada senderista que se adentra en su interior. Junto a él pudimos descansar y disfrutar de unas buenas manzanas conversando sobre nuevas actividades.
Pasando el Puente caído y el Molino Primero, nos dispusimos a rodear el Cerro del Alajón, tras el cual divisamos de nuevo el pueblo de Alange y su Castillo Moro, éste nos sorprendió con imponentes y misteriosas imágenes bajo la niebla.
Las leyendas del Cancho de la Pata del Buey hicieron sonreír a más de uno. La ruta terminó junto a él, donde los que hicimos el tramo hasta el final pudimos disfrutar de un buen salchichón casero y de unos tragos de vino.
Desde el club de Alange, deseamos que esta experiencia se vuelva a repetir en más de una ocasión
Fotos de José María Benitez Carroza
Fotos de Nicolás Megías Berdonce
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