Cuenta la leyenda que una noche de agosto se reunieron algo más de cien personas en un lugar mágico, la "Pata del Buey", en torno al historiador de la villa y su princesita, el cual bajo la luz de la luna creciente y de la antorcha que portaba, contaba ante la atenta mirada de los asistentes historias, tradiciones y leyendas.
Sin dejar de prestar atención comenzaban a mezclarse buscadores de tesoros, rituales de fertilidad, ejecuciones cristianas, rayos destructores, masones, crímenes horrendos, visitas de grandes ilustres al balneario, piedras con lobos e incluso épocas donde la villa disfrutaba de su propio coso taurino, mientras se avanzaba por lugares tan emblemáticos de la localidad como la Ermita de San Gregorio, "La Laguna", La Plaza de España, la "Piedra Loba" o los Canchos los Toros.
El historiador acompañado de su inseparable antorcha y princesita siguió trasladando a los asistentes a épocas tan distintas como la del imperio romano o tan esplendorosas como cuando la villa tenía su propio obispado. Épocas donde las ermitas se sobreponían unas sobre otras o épocas donde se creían en rituales mágicos para curar a enfermos y epidemias que afectaban a la agricultura.
Pero cuentan los mayores de la villa que todo no fue tranquilo aquella noche, dicen que durante el recorrido, unos seres extraños vestidos de blanco y negro se les aparecieron por distintos lugares del recorrido. Cuentan que el miedo se apoderó del rostro de los niños y la intranquilidad de los mayores al no saber que podrían ser aquellos personajes.
Esta leyenda termina en el lavadero público de principios del siglo XX, donde los personajes extraños, denominados por algunos de los vecinos como “mantarujas”, descubrieron su secreto haciendo participes a los asistentes de su amor imposible.
Nicolás Megías Berdonce.
Desde este blog queremos las gracias a nuestro amigo Juan Diego por habernos mostrado los secretos más escondidos de nuestro pueblo a lo largo de la historia y a Gema y José Mari por haber recreado la vida de las “mantarujas” en la oscuridad de la noche.
Fotografías de Milagros Hurtado Fernández.
Fotografías de la Oficina de Turismo de Alange (Mari Carmen Chaves).
Fotografías de Nicolás Megías Berdonce.
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