Como avecinaban las previsiones, las lluvias nos despertaron para emprender el viaje hacía tierras cacereñas.
A las siete de la mañana partimos hacía Cañamero, con la lluvia como testigo.
Al llegar, disfrutamos de un buen desayuno para luego decidir continuar hasta la Puebla de Guadalupe en autobús, ya que las condiciones climatológicas no eran las más idóneas para realizar la ruta a pie, donde nos esperaría “la morenita”.
En Guadalupe pudimos disfrutar de su gastronomía, de sus joyas arquitectónicas como es el claustro del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, joya del estilo mudéjar y de una fiesta declarada de Interés Turístico Regional.
Al camino de vuelta, hicimos de nuevo una parada en Cañamero para visitar las pinturas rupestres de Cueva Chiquita y así dimos por concluida una jornada que se intuía senderista pero termino siendo cultural.
Texto de Nicolás Megías Berdonce.
Fotografías de:
- Laly Moreno Escribano
- Nicolás Megías Berdonce
No hay comentarios:
Publicar un comentario