El camino fue largo e incierto a un lugar de La Mancha, donde los molinos de viento conforman la inconfundible silueta del cerro calderico de Consuegra (Toledo). Viendo tal belleza uno puede imaginar la acción de Don Alonso Quijano acometiendo contra ellos en su imaginaria batalla, exclamando: “Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete”
También a nosotros nos tocó luchar contra un elemento invisible y molesto, el viento toledano que nos acompañó durante el caminar por la historia singular del Quijote en su novela universal.
Texto de Paco Romero Contreras.
En un lugar de la Mancha de cuyo nombre si queremos acordarnos aunque si fuera por la distancia podríamos pensar lo contrario.
Como si de un auténtico gigante se tratase, luchamos nada más llegar contra las inclemencias del viento para poder disfrutar de 12 molinos de viento que vigilan Consuegra junto a su castillo desde lo más alto.
Buscando a Dulcinea visitamos el castillo de la Muela, castillo que ya era mencionado en el Manuscrito de la Estoria de España de Alfonso X El Sabio en el S.XIII.
Tras visitar el castillo y reponer fuerzas, tocaba conocer el pueblo, imaginando al propio Quijote cabalgando a lomos de Rocinante por sus calles hasta llegar a la plaza de España donde la enorme balconada de la casa de los Corredores sorprendió a todos.
Y así terminaba una jornada ligada a una de las obras maestras de nuestra literatura y la literatura universal.
Texto de Nicolás Megías Berdonce.
Fotografías y vídeo de:
- Ana Márquez Balsera
- Fefa Corbacho Barrero
- Feliciana Rodríguez Cacenave
- Juan Diego Carmona Barrero
- Juani Gil Cabrera
- Juani Monge Rodríguez
- Juan María Pulido López
- Nicolás Megías Berdonce
- Paco Romero Contreras
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